jueves, 22 de abril de 2010

Miedo escénico

El día 9 de Marzo tuvo lugar una clase que para mí es de gran importancia. La sesión se define como “Miedo escénico”. Almudena hizo muy bien en compartir con nosotros una serie de consejos y técnicas a la hora de exponer un trabajo ante nuestros compañeros.

Como ya he dicho, me parece muy acertada la idea de prepararnos ante la exposición grupal. Mi grupo y yo somos uno de los últimos en exponer y es por eso por lo que aprendemos aún más de las exposiciones grupales, pues el hecho de que expongan otros compañeros antes que nosotros le hace a uno reflexionar sobre los errores que queremos evitar a la hora de exponer.

Son varios los grupos que han expuesto y en todos ellos veo que se han trabajado los problemas y dificultades con los que en un principio contaban. En algunos compañeros he comprobado que la vergüenza a ponerse delante de los demás o simplemente a subirse en el escalón de clase para dirigirse al público, ha desaparecido. En otros muchos he comprobado que la voz no les delata e incluso otros tantos han decidido arriesgarse en la exposición con la utilización de dinámicas de gran complejidad.

A mí personalmente me encantó la clase del día 9 de marzo, y es que conté con la oportunidad de salir al escenario y dirigirme ante los demás. Almudena me dijo que tenía que comentar una diapositiva (elocución y dicción) de la forma más natural posible. En mi caso se hallan presentes los siguientes errores: rapidez a la hora de hablar y uso continuado de muletillas. La rapidez a la hora de dirigirme a los demás se debe a las ganas de acabar lo antes posible y así poner fin a mi malestar personal.

Almudena y el resto de mis compañeros se percataron de mis errores nada más iniciar la palabra. Si estuviera exponiendo mi trabajo de prostitución ante la clase, todo el mundo se daría cuenta de mis errores pero seguramente nadie me diría nada. En la sesión del día 9 el objetivo a conseguir era precisamente el de mostrarle a cada uno sus errores y tratar de corregirlos con la ayuda de los demás y a partir de esa sesión.

La profesora me dijo que hablaba muy rápido nada más iniciar mí explicación. Debido a ello me pidió que explicara otra diapositiva más a mis compañeros tratando de corregir ese error. Me conciencie del fallo que me perseguía hasta el momento y trate de relajarme a la hora de hablar. Mis compañeros me miraban fijamente pero a mí esto no me importaba. Solo quería que todo aquel que me estuviera escuchando comprendiera lo que le estaba diciendo.

Almudena me preguntó si las caras de los demás me ponían nerviosa y como ya he dicho, esto no me afectaba. Aún así, la profesora se dirigió al resto de compañeros y les dijo, colocaros lo más resto que podáis y miradle. Este hecho me condicionó a la hora de explicarme ante los demás y fue aquí donde me di cuenta de la razón que tenía Almudena. Según nos dijo ella, la postura de los demás y su expresión facial son dos grandes condicionantes a tener en cuenta en las exposiciones.

La verdad es que al finalizar la sesión varios compañeros y yo comentamos la utilidad de esta clase. Todos teníamos miedo de hacer mal las cosas pero a pesar de todo y una vez finalizada esta sesión, trataríamos de corregirlos.

Además de lo dicho hasta el momento, veo necesario añadir lo siguiente: son varios los compañeros que se quejan de la maldad o más bien astucia de otras personas a la hora de preguntar. Como bien dijo Almudena, si te hacen una pregunta con mala idea y no sabes contestar, simplemente di: No sé contestarte a la pregunta.

No somos perfectos en nada y a todos nos queda mucho por aprender. Es por eso por lo que a pesar de informarnos y trabajar una temática concreta y exponerla en clase, no podemos conocerlo todo sobre ese tema. Debemos evitar las respuestas no fundamentadas o simplemente las inventadas y para salir del paso y ante todo, ser sinceros, pues no podemos olvidar una cosa y es que todos somos alumnos y todos tenemos que llegar a exponer. Siempre tengo en cuenta la siguiente idea y es ésta: “No le hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. Como no quiero que a mí me hagan preguntas con maldad, yo no las hago tampoco. Trataré de preguntar de la mejor forma posible y siempre teniendo en cuenta dos cosas: la persona a la que le lanzo la pregunta y la complejidad de esta. Si me doy cuenta de que mi pregunta es de gran complejidad optaré por dirigirme a todos mis compañeros y contar con la opinión de todos es decir, lanzaré la siguiente frase: “¿Alguien me podría resolver la siguiente pregunta?”

Finalmente me gustaría decir una cosa más y es que conforme escribo me doy cuenta del poco tiempo que falta para que esté subida en el escenario de clase con mis tres compañeros de grupo y tengamos que exponer un tema que para mí es uno de los más interesantes (prostitución). A pesar del agobio y el poco tiempo con el que contamos para exponer un buen trabajo, creo que no lo haremos nada mal. Confío en mi misma y se qué con la clase del día 9 de Marzo todo será mucho más fácil.

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